Miles de santandereanos se aglomeran en las calles coloniales de los municipios comuneros al paso de los caminantes y jinetes que engalanan las rutas del Bicentenario. El sol brillante y los constantes pasos no parecen agotar su empeño, mientras que las agudas notas, el resonar de cajas y los gritos de mando vibran como campanas de iglesia llamando a sus fieles.
Un camino de disfraces se perfila sobre las estrechas calles, mientras una manada de elegantes caballos se deja conducir por los fieles representantes de la ley. Al compás de las liras, los 200 protagonistas de la Ruta Comunera descienden hacia el parque principal de cada municipio santandereano, en homenaje a sus personajes y bajo el emblema de su historia.
Las magnificas catedrales se mezclan en la composición visual y, aunque silentes ante tanta festividad, emanan un carisma especial: cada imagen sagrada cuenta su historia. Sobre las rocas calizas reposan las huellas de estos hombres y mujeres que defienden la libertad.
Aunque aún faltan kilómetros por recorrer, estos simpatizantes de la independencia buscan paso a paso demostrar que las buenas ideas perduran por siempre y que los grandes hombres de la Patria nunca mueren.
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Fuente: Mónika María Leal Abril
Jefe de Prensa y Comunicaciones
GOBERNACIÓN DE SANTANDER
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